La Resurrección y el Más Allá Nota
[Las razones para escribir estos tratados en forma de metáforas, comparaciones e historias son para facilitar la comprensión y para demostrar qué tan racionales, apropiadas, bien fundadas y coherentes son las verdades del Islam. El significado de las historias está contenido en las verdades que las concluyen; cada historia es como una alusión que indica su verdad. En consecuencia, no son meros cuentos ficticios, sino verdades auténticas.]
بِسْمِ اللّٰهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيمِ
“En el Nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso”
فَانْظُرْ اِلٰٓى آثَارِ رَحْمَتِ اللّٰهِ كَيْفَ يُحْيِي الْاَرْضَ بَعْدَ مَوْتِهَا
-Mira pues los efectos de la misericordia de Allah, cómo da la vida a la Tierra después de estar muerta,-إِنَّ ذَٰلِكَ لَمُحْيِي الْمَوْتَىٰ وَهُوَ عَلَىٰ كُلِّ شَيْءٍ قَدِيرٌ
-es cierto que Ese dará vida a los muertos y es Poderoso sobre todas las cosas.-Hermano, si deseas una aclaración sobre la resurrección y el Más Allá en un lenguaje simple y común, con un estilo directo, entonces escucha junto a mi propia alma la siguiente comparación.
Una vez, dos hombres viajaban por una tierra tan hermosa como el Paraíso (por esa tierra nos referimos al mundo). Mirando a su alrededor, vieron que todos habían dejado la puerta abierta de sus casas y sus negocios, nadie prestaba atención para cuidarlos. El dinero y la propiedad eran fácilmente accesibles, sin que nadie los reclamara. Uno de los dos viajeros agarró todo lo que quiso, robándolo y usurpándolo. Siguiendo sus inclinaciones, cometió todo tipo de injusticias y abominaciones. Ninguna de las personas de esa tierra se movió para detenerlo. Pero su amigo le dijo:
“¿Qué estás haciendo? Serás castigado, y yo seré arrastrado en desgracia junto contigo. Toda esta propiedad le pertenece al estado. La gente de esta tierra, incluidos los niños, son todos soldados o siervos del gobernante. Es porque en el presente son civiles, que no están interfiriendo contigo. Pero las leyes aquí son estrictas. El rey ha instalado teléfonos por todos lados y sus agentes están por todas partes. Ve rápido e intenta arreglar este asunto”.
Pero el hombre cabeza hueca dijo en su obstinación: “No, no es propiedad del estado; en lugar de eso, sería una donación, que no tiene un dueño claro. Todos pueden usarlo como les plazca. No veo ninguna razón para privarme de usar estas cosas delicadas. No creeré que pertenecen a alguien salvo que lo vea con mis propios ojos”. Continuó hablando de esta forma, con mucha sofistería filosófica, y tuvo lugar una seria discusión entre ellos.
Primero, el hombre cabeza hueca dijo: “¿Quién es el rey aquí?,¿No lo puedo ver?”, entonces el amigo le contestó:
“Cada aldea debe tener su cacique; cada aguja debe tener su fabricante y artesano. Y, como tú sabes, cada letra debe ser escrita por alguien. ¿Cómo, entonces, puede ser que un reino tan extremadamente ordenado no tenga un gobernador? ¿Y cómo puede ser que tanta riqueza no tenga dueño, cuando a cada hora llega un tren [Nota-1] lleno de regalos preciosos y artesanales, como si viniera del reino de lo oculto? Parece que has estudiado, un poco, de idiomas extranjeros y que no eres capaz de leer esta escritura islámica. Además, te rehúsas a preguntarle a quienes pueden leerlo. Ven entonces, déjame que te lea el decreto supremo del rey”.
El hombre cabeza hueca respondió: “Bueno, supongamos que hay un rey; ¿qué daño puede causarle del minuto de uso que le estoy dando a su riqueza? ¿Acaso su tesoro disminuirá por eso? De todos modos, no veo nada aquí que se parezca a una prisión o castigos”.
Su amigo le respondió: “Esta tierra que ves es un terreno de maniobras. Es, además, una exhibición de sus maravillosas artes. Entonces, otra vez, puede considerarse como una morada temporaria carente de fundamentos. ¿No ves que todos los días llega una caravana mientras otra parte y se desvanece? Constantemente se vacía y se llena. Pronto toda la tierra será cambiada; sus habitantes partirán hacia otro reino más duradero. Allí, todos serán recompensados o castigados según sus servicios”.
Ese cabeza hueca traicionero contestó con rebeldía: “Yo no lo creo. ¿Es acaso posible que toda una tierra perezca y se transforme en otro reino?”
Su fiel amigo entonces le respondió: “Ya que eres tan obstinado y rebelde, ven, permíteme demostrarte, con doce de las innumerables pruebas que existen, que sí hay un Tribunal Supremo, un reino de recompensas y generosidad, un reino de castigo y encarcelación, así este mundo es parcialmente vaciado cada día, también un día vendrá, cuando será totalmente vaciado y destruido”.
¿Es acaso posible que en cualquier reino, y en especial en tan espléndido reino como este, no hubiera una recompensa para aquellos que sirven con obediencia y un castigo para quienes se rebelan? La recompensa y el castigo son casi inexistentes aquí; entonces tiene que haber un Tribunal Supremo en alguna otra parte.
¡Observa la organización y la administración de este reino! Mira cómo todos, incluso los más pobres y los más débiles, son provistos con sustento perfecto y elaborado. Se les brinda el mejor cuidado a los enfermos. Aquí se pueden encontrar comidas y platos reales y deliciosos, decoraciones incrustadas de joyas, prendas bordadas y fiestas espléndidas. ¿Ves cómo todos prestan atención a sus tareas, con la excepción de la gente cabeza hueca como tú? Nadie trasgrede sus límites ni por un centímetro. La persona más grande está comprometida en el servicio modesto y obediente, con una actitud de temor y de admiración.
El gobernante de este reino debe poseer, entonces, una gran generosidad y una compasión contenedora, así como también, al mismo tiempo, una gran dignidad, una imponencia y honor exaltados. Ahora, bien, la generosidad requiere dar bendiciones; la compasión no puede dispensarse con beneficencia; la dignidad requiere esfuerzo, la imponencia y el honor hacen imperativo que los descorteses sean castigados.
Pero ni siquiera una milésima parte de lo que la generosidad y la imponencia que requieren se ve en este mundo. El opresor retiene su poder, y el oprimido su humillación, cuando ambos parten y migran de este reino. Sus asuntos se dejan entonces, al Tribunal Supremo.
¡Ve con qué elevada sabiduría y orden se manejan los asuntos, y con qué verdadera justicia y balance se efectúan las transacciones! Ahora, un sistema de gobierno sabio requiere que aquellos que buscan refugio bajo el ala protectora del estado, deban recibir su favor, y la justicia demanda que se preserven los derechos de los sujetos, para que el esplendor del estado no sufra.
Pero aquí en esta tierra, ni una milésima parte de los requisitos de tal sabiduría y justicia se cumplen; por ejemplo, la gente cabeza hueca como tú usualmente deja este reino sin haber sido castigado. Sus asuntos se dejan entonces, al Tribunal Supremo.
¡Mira estas joyas innumerables e inigualables que se muestran aquí, estos platos incomparables que sirven de banquete! Ellos demuestran que el gobernador de estas tierras posee infinita generosidad y tesoros inagotables. Ahora, tal generosidad y semejantes tesoros merecen y requieren una demostración dadivosa que debe ser eterna e incluir todos los objetos de deseo que sean posibles. Además, requieren que todos los que vengan como huéspedes a tomar parte de esa demostración estén allí eternamente, no sufran el dolor de la muerte y la separación. ¡Porque tal como el cese de dolor es agradable, así también, lo es el cese de placer doloroso!
¡Mira esas demostraciones y los anuncios relacionados a ellas! ¡Y escucha a estos heraldos que proclaman las artes finas y delicadas de un monarca que hace milagros, y que demuestra sus perfecciones! Ellos declaran su belleza inigualable e invisible, y hablan de las manifestaciones sutiles de su belleza oculta; entonces, él debe poseer una gran e increíble belleza y perfección invisible.
Esta perfección oculta y sin fallas requiere que alguien la aprecie y la admire, que la contemple y exclame Ma’shallah, así demostrándola y dándola a conocer. En cuanto a la belleza oculta e inigualable, también requiere ver y ser vista, o más bien, contemplarse a sí misma de dos maneras. La primera consiste en contemplarse a sí misma en diferentes espejos, y la segunda en contemplarse a sí misma por medio de la contemplación de los espectadores embelesados y los admiradores atónitos. La belleza oculta desea, entonces, ver y ser vista, contemplarse a sí misma eternamente y ser contemplada por siempre. Desea también la existencia permanente de aquellos que la observan con admiración y frenesí. Porque la belleza eterna no puede nunca estar satisfecha con un admirador efímero; además, un admirador destinado a perecer sin esperanza de retorno, encontrará que su amor se convertirá en enemistad cada vez que imagine su muerte, y su admiración y respeto le dará prioridad al desprecio. Está en la naturaleza del ser humano el odiar lo desconocido y aquello a lo que no se está acostumbrado.
Ahora, todos abandonan el hospedaje de este reino muy rápido y se desvanecen, habiendo visto sólo una luz o una sombra de la perfección y de la belleza por no más que un momento, sin saciarse de ninguna manera.
Entonces, es necesario que vayan hacia un reino eterno donde contemplarán la belleza y perfección Divina.
Mira, es evidente, en todos estos asuntos que ese Ser inigualable posea la misericordia más grande. Porque Él hace que la ayuda se extienda rápidamente a cada víctima de desgracias, responde cada pregunta y petición; y con misericordia satisface hasta la más baja necesidad de Su sujeto más bajo. Si, por ejemplo, le duele la pata a una oveja de un pastor, o bien le da un medicamento o la lleva a un veterinario.
Ven entonces, vamos; hay una gran reunión en esa isla. Todos los nobles de la tierra están reunidos allí. Ve, uno de los más nobles comandantes, que lleva excelsas decoraciones, está dando un discurso, y solicita ciertas cosas de ese monarca compasivo. Todos los presentes dicen: ‘Sí, nosotros también deseamos lo mismo’, afirman y asienten a sus palabras. Ahora, escucha las palabras de ese comandante favorecido por su monarca:
‘¡Oh, monarca que nos nutres con su generosidad! ¡Muéstranos la fuente y el origen de estos ejemplos y sombras que nos has mostrado! ¡Acércanos a tu trono de gobierno; no nos dejes perecer en estos desiertos! ¡Llévanos ante tu presencia y ten misericordia sobre nosotros! ¡Aliméntanos allí con la generosidad deliciosa que nos has hecho probar aquí! ¡No nos atormentes con la desesperación y el destierro! ¡No abandones a tus súbditos anhelantes, agradecidos y obedientes a sus propios recursos; no permitas que sean aniquilados!’ El suplica mucho, tú también lo escuchas.
¿Es acaso posible que un monarca tan misericordioso y poderoso cumpla el propósito más pequeño de alguien tan diminuto y no cumpla por completo el objetivo más delicado y elevado de su comandante más amado y noble? Además, el propósito de ese comandante es el propósito de toda la humanidad, y, que se lleve a cabo es necesario por el placer, la compasión y la justicia del rey; un asunto fácil para él, no difícil, que le causa menos dificultad que los lugares pasajeros de placer que hay en el hospedaje del mundo. Habiendo hecho tanto esfuerzo en esos lugares de testimonio que durarán sólo cinco o seis días, y en los fundamentos de este reino, para demostrar instancias de su poder, sin duda, él demostrará de tal modo ante su trono de gobierno verdaderos tesoros, perfecciones y habilidades, y abrirá ante nosotros espectáculos tales que los intelectos quedarán perplejos.
Aquellos enviados a este campo de pruebas no serán, entonces, abandonados a sus propios medios; los palacios o calabozos de dicha los esperan.
¡Ahora ven, mira! Todos estos imponentes ferrocarriles, aviones, máquinas, depósitos y exhibiciones muestran que detrás del velo existe y gobierna un imponente monarca [Nota-2]. Semejante monarca requiere súbditos que sean merecedores de él. Pero, ahora tú ves a todos sus súbditos reunidos en un hospedaje para caminantes, un hospedaje que es llenado y vaciado cada día. También podría decirse que sus súbditos ahora están reunidos en un campo de pruebas en pro de las maniobras, y este campo también cambia cada hora. Otra vez, podemos decir que todos sus súbditos permanecen en una exhibición por algunos minutos para contemplar los especimenes de la beneficencia del monarca, los productos valiosos de su arte milagroso. Pero la exhibición misma cambia a cada momento.
Ahora, esta situación y circunstancia concluyente demuestra que más allá del hospedaje, del campo de pruebas, de la exhibición, hay palacios permanentes, moradas duraderas, jardines y tesoros llenos de los puros y elevados originales de las muestras y formas.
Es por esto que hacemos un gran esfuerzo aquí. Aquí Él nos hace trabajar y allí nos da nuestra recompensa. Allí cada uno tiene una forma de felicidad apropiada a su capacidad.
[Nota-2]
Ven, vamos a pasear un poco, y veamos qué encontramos entre esta gente civilizada.
Observa que en cada lugar, en cada esquina, los fotógrafos están sentados y sacando fotos. Mira, en todos lados hay escribas sentados escribiendo cosas. Todo está siendo registrado. Están registrando las obras menos significativas, los eventos más comunes y corrientes. Ahora mira hacia arriba de la montaña alta; puedes ver un fotógrafo supremo instalado allí, dedicado al servicio del rey[Nota-3]; está tomando fotos de todo lo que sucede en el área. El rey debe haber, entonces, dado esa orden; ‘Registra todas las transacciones que se hagan y las obras que se realicen en el reino’. En otras palabras, ese personaje exaltado está registrando todos los eventos y grabando todo con fotografías. El registro preciso que lleva debe ser, sin duda, para el día que llame a sus súbditos para rendir cuentas.
Ahora, ¿es acaso posible que un Ser Omnisciente y que Preserva todo, Que no descuida los hechos más banales de los súbditos más bajos, no registre las obras más significativas de los más grandes de sus súbditos, no los llame para rendir cuentas, no los recompense y no los castigue? Después de todo, son aquellos más importantes de entre sus súbditos que realizan obras ofensivas a su gloria, contrarias a su orgullo e inaceptable a su compasión, y esas obras permanecen sin castigo en este mundo. Debe ser, en consecuencia, que su castigo se pospone a la Corte Suprema.
[Nota-3]
Ven, permíteme leerte los decretos expedidos por ese monarca. Ve, reiteradas veces él hace las siguientes promesas y nefastas amenazas: “Los tomaré de vuestras moradas actuales y los llevaré al trono de mi gobierno. Allí les otorgaré la felicidad a los obedientes y encarcelaré a los desobedientes. Al destruir esa morada efímera, encontraré un reino diferente que contiene palacios y calabozos eternos”.
Él puede fácilmente cumplir las promesas que hace, de tanta importancia para sus súbditos. Es, además, incompatible con su orgullo y su poder que rompa su promesa.
Entonces, ¡mira, oh, confundido! Tú asientes a los reclamos de tu imaginación mentirosa, tu intelecto consternado, tu alma engañosa, pero niegas las palabras de un ser que no puede ser obligado de ninguna manera a romper su promesa, cuya elevada estatura no admite ningún tipo de deslealtad, y de cuya veracidad todas las buenas obras son testigos. Por cierto que tu mereces un gran castigo. Te pareces a un viajero que cierra sus ojos a la luz del sol y en su lugar considera su propia imaginación. Sus deseos extravagantes de iluminar su camino increíblemente oscuro con la luz de su cerebro, a pesar de que no es más que una luciérnaga. Una vez que el monarca hace una promesa, por todos los medios la cumplirá. Su cumplimiento es muy fácil para él, además es muy necesario para nosotros y para todas las cosas, así como también lo es para él y para su reino.
En consecuencia, hay una Corte Suprema y una elevada felicidad.
¡Ahora, ven! Mira los líderes de esas oficinas y esos grupos [Nota-4]. Cada uno tiene un teléfono privado para hablar personalmente con el rey. A veces también van directamente en persona. Ve lo que dicen y lo que informan unánimemente, que el monarca ha preparado un lugar muy magnificente y asombroso de recompensa y castigo. Sus promesas son enfáticas y sus amenazas son muy severas. Su orgullo y dignidad son tales que de ninguna manera se rebajaría ante la cobardía inherente de romper una promesa.
Quienes llevan este informe, que son tan numerosos como para ser aceptados universalmente, además, informan con un fuerte consenso unánime que “el trono y la oficina central del monarca elevado, algunas de cuyos indicios son visibles aquí, están en otro reino muy distante. Los edificios que existen en este campo de pruebas no son más que temporarios, y serán intercambiados más tarde por palacios eternos. Estos lugares cambiarán. Porque esta monarquía magnificente e imperecedera, el esplendor de lo que es evidente de sus actos, no pueden de ninguna manera fundarse o basarse en asuntos tan trascendentes, efímeros, inestables, insignificantes, cambiantes, defectuosos e imperfectos. Más bien se basan en asuntos merecedores de él, eternos, estables, permanentes y gloriosos”.
Entonces, hay otro reino y por cierto que iremos a él.
[Nota-4]
Ven, hoy es el equinoccio de primavera [Nota-5]. Ciertos cambios sucederán, y cosas maravillosas ocurrirán. En este hermoso día de primavera, vayamos a caminar por la planicie.
Ve, otras personas también están yendo hacia ella. Tiene que haber algo de magia en el trabajo, porque los edificios que eran meras ruinas, de repente surgieron nuevamente, y esta planicie que una vez estuvo vacía se ha vuelto una ciudad populosa. Ve, cada hora muestra una escena diferente, cambiando de forma, tal como una pantalla de cine.
Pero nota, también, que entre estas escenas complejas y diversas, que cambian rápidamente existe un orden perfecto, para que todas las cosas se pongan en su lugar correcto. Las escenas imaginarias presentadas a nosotros en la pantalla del cine no pueden estar tan bien ordenadas como esta, y millones de magos habilidosos serían incapaces de este arte. Este monarca a quien no podemos ver, entonces, ha realizado milagros incluso más grandes.
¡Oh, tonto! Tú preguntas: “¿Cómo es posible que este reino vasto sea destruido y reestablecido en otro lugar?”
Tú ves que cada hora ocurren numerosos cambios y revoluciones, tal como esa transferencia de un reino a otro que tu mente no acepta. De esta reunión y dispersión se puede deducir que un cierto propósito está oculto dentro de estas rápidas uniones y separaciones, estas composiciones y disoluciones. Diez años de esfuerzo no se dedicarían a una unión destinada a durar no más de una hora.
Entonces estas circunstancias que atestiguamos no pueden ser fines en sí mismos; son un tipo de parábola de algo más allá de ellas mismas, una imitación. Ese ser excelso los trae de una manera milagrosa, para que tomen forma y luego se fusionen, y el resultado es preservado y grabado, del mismo modo en que cada aspecto de una maniobra en el campo de batalla es anotado y grabado.
Esto implica que los procedimientos en un gran concurso y reunión se basarán en lo que sucede aquí. Además, los resultados de todo lo que ocurre aquí serán mostrados permanentemente en una exposición suprema. Todos los fenómenos trascendentes y fluctuantes que vemos aquí darán fruto de forma eterna e inmutable.
Todas las variaciones que observamos en este mundo son, entonces, para una felicidad suprema, un tribunal elevado, en pro de los objetivos exaltados que aún son desconocidos para nosotros.
[Nota-5]
¡Ven, oh, amigo obstinado! Embarquémonos en un avión o en un tren que viaje de este a oeste, es decir, del pasado al futuro. Veamos qué trabajos milagrosos ha realizado ese ser en otros lugares.
Mira, hay maravillas en cada mano como las moradas, los espacios abiertos y las exhibiciones que vemos. Pero son todas diferentes con respecto al arte y a la forma. Observa bien, sin embargo, la sabiduría manifiesta que denota orden, indicaciones de compasión evidente, signos de justicia elevada, y los frutos de infinita misericordia. Ve, observa en las moradas trascendentes, estos espacios abiertos transitorios, estas exhibiciones efímeras. Alguien que no carezca completamente de perspicacia comprenderá con certeza que ninguna sabiduría puede imaginarse más perfecta que la suya, ninguna providencia más bella que la suya, ninguna compasión más abarcativa que la suya, y ninguna justicia más gloriosa que la suya.
Si, tan sólo para discutir, como te imaginas, no existieran en la esfera de su reino las moradas permanentes, los lugares elevados, las estaciones fijas, las residencias duraderas, o la población residente y satisfecha; si las verdades de su sabiduría, compasión, misericordia y justicia no tuvieran un reino en el cual manifestarse por completo (porque este reino pasajero no es un lugar para que se manifiesten por completo); entonces, estaríamos obligados a negar la sabiduría que vemos, a negar la compasión que observamos, a negar la misericordia que está frente a nuestros ojos, y a negar la justicia cuyos signos son claramente obvios. Esto sería tan caótico como negar el sol, la luz con la que vemos con claridad al mediodía. También deberíamos considerar a quien del cual proceden, todas estas sabias medidas que vemos, todos estos actos generosos, todos estos regalos de misericordia, como un jugador vil o un tirano traicionero (¡Allah no lo permita!). Esto sería poner la verdad de cabeza.
Y convertir una verdad en su opuesto es imposible, según el testimonio unánime de todos los seres racionales, exceptuando sólo a los sofistas idiotas que niegan todo.
Entonces, hay un reino aparte del que existe en el presente. En él, hay un tribunal supremo, un lugar elevado de justicia, un lugar exaltado de recompensas, donde toda esta compasión, sabiduría, misericordia y justicia se harán manifiestas por completo.
Ven, vamos a regresar ahora. Hablaremos con los jefes y los oficiales de estos variados grupos, al mirar sus equipamientos les preguntaremos si ese equipamiento les fue otorgado sólo para subsistir por un breve período en el reino, o si se les entregó para obtener una larga vida de dicha en otro reino. Veamos. No podemos ver a todos con sus equipamientos. Pero como ejemplo, veamos la credencial y el registro que identifica a este oficial. En su credencial, se especifican su rango, salario, tarea, provisiones e instrucciones.
Observa, este rango no se le dio sólo por algunos días; se le ha dado por un período de tiempo prolongado. Dice en su credencial: “Recibirás tal salario del tesoro el día tal”. Pero la fecha en cuestión no llegará sino después de mucho tiempo, después de que este reino haya sido desalojado. De igual modo, la tarea mencionada en su credencial no se le ha dado para este reino temporario, sino para ganar una felicidad permanente en la proximidad del rey. Entonces, también, las provisiones que le han dado no pueden ser sólo para subsistir en este hospedaje por sólo algunos días; pueden ser sólo para una vida larga y feliz. Las instrucciones dejan bien en claro que él está destinado a otro lugar, que él está trabajando para otro reino.
Ahora observa estos registros. Contienen instrucciones para el uso y la disposición de las armas y el equipamiento. Si no hubiera otro reino más que éste, uno exaltado y eterno, ese registro con sus instrucciones categóricas, esa credencial que lo identifica con su información clara, no significarían nada.
Además, ese oficial respetado, ese comandante noble, ese jefe honorable caería a un nivel más bajo que el de todos los seres humanos; no sería más desdichado, desafortunado, humillado, desgraciado, indigente y débil que los demás.
Aplica el mismo principio a todo. Todo lo que observas da testimonio de que después de este mundo transitorio existe otro mundo y es eterno.
¡Oh, amigo! Este mundo temporario es como un campo. Es un lugar de instrucción, un mercado. Sin duda un tribunal supremo y una felicidad última lo sucederá. Si niegas esto, estarás obligado también a negar las credenciales que identifican a todos los oficiales, sus equipamientos y sus órdenes; de hecho, deberás negar también todo el orden que existe en el país, la existencia de un gobierno en él y todas las medidas que toma el gobierno. Entonces ya no merecerás el nombre de ser humano o la denominación de ser consciente. Tendrás menos sentido que los sofistas.
Ten cuidado, no pienses que las pruebas de la transferencia de la creación de un reino al otro se restringen a estos doce aspectos. Hay indicaciones y pruebas más allá de lo que se puede contar y enumerar, todas demuestran que este reino pasajero y cambiante será transformado en un reino permanente e inmutable. Hay también innumerables signos y evidencias que los seres humanos serán llevados de este hospedaje temporario a un trono de gobierno eterno de toda la creación.
¡Ven! Especialmente te mostraré una prueba que es más fuerte que todos los doce aspectos juntos.
Ven, entonces observa, en el medio de la gran asamblea que se ve a lo lejos está el mismo comandante noble que antes vimos en la isla, adornado con numerosas decoraciones; está haciendo un anuncio. Vayamos a escuchar. Ve, ese comandante luminoso y tan noble está transmitiendo un Edicto Supremo inscripto de forma elevada. Dice:
“Prepárense; irán a otro reino permanente, un reino tal que éste les parecerá un calabozo en comparación. Irán al trono del gobierno de nuestro rey, y allí recibirán su compasión y su generosidad, si prestan atención bien a este edicto y lo obedecen. Pero si se rebelan y lo desobedecen, serán arrojados a increíbles calabozos”. Ese es el mensaje que transmite.
Si miras el decreto, verás que lleva un sello tan milagroso que no puede ser imitado de ninguna manera. Todos, salvo los idiotas como tú, saben con certeza que el decreto proviene del rey. Además, el comandante noble lleva decoraciones tan brillantes que todos, excepto los ciegos como tú, comprenden muy bien que él es el mensajero veraz de las órdenes del rey.
¿Es acaso posible que la enseñanza de la transferencia de un reino a otro, transmitido de modo desafiante por el noble comandante en el edicto supremo que ha recibido, pudiera abrirse a objeciones? No, no es posible, salvo que negásemos todo lo que hemos visto.
Ahora, oh, amigo, es tu turno para hablar. Di lo que quieres decir.
“¿Qué debería decir? ¿Qué se puede decir para contradecir todo esto? ¿Quién puede hablar en contra del sol al mediodía? Sólo digo: Alabado sea Allah. Cien mil veces gracias por haber sido salvado del dominio de la imaginación extravagante y vana, por haberme librado de un calabozo y una prisión por la eternidad. He logrado creer que existe una morada de felicidad en la proximidad del monarca, separada de este hospedaje confuso y pasajero. Todos somos aspirantes a ella”.
Nuestra comparación que indica la verdad de la resurrección y del Más Allá ahora está completa. Ahora, con la anuencia de Allah, pasaremos a la verdad más exaltada. Presentaremos doce Verdades relacionadas entre sí que se corresponden con los doce aspectos mencionados anteriormente, y también presentaremos una introducción.
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