La Puerta de la Sabiduría, la Gracia, la Misericordia y la Justicia; la Manifestación de los Nombres de Omnisciente, Generoso, Justo y Misericordioso
¿Es acaso posible que el Glorioso Poseedor de todo Dominio en este hospedaje efímero del mundo, en este transitorio lugar de prueba, en este sitio de interés inestable que es la tierra, tan manifiesta de sabiduría, tan evidente de gracia, tan sobrecogedora de justicia, tan abarcativa de misericordia; es acaso posible que en Su reino, en los mundos de las dimensiones externas e internas de las cosas, no existieran moradas permanentes con habitantes eternos, posiciones duraderas con residentes inmortales, y que como resultado todas las verdades de la sabiduría, la gracia, la misericordia y la justicia que vemos ahora se deteriore hasta convertirse en la nada?
Nuevamente, ¿es acaso posible que ese Ser Omnisciente elija al ser humano, entre toda Su creación, para recibir un tratamiento directo y universal por parte de Él, lo convirtieran en un espejo contenedor de Sí Mismo, le permitiera probar, pesar y familiarizarse con todos los contenidos de Sus tesoros de misericordia, Se hiciera conocer con todos Sus Nombres, lo amara y se hiciera amado a Sí Mismo; que Él hiciera todo esto y después no despachara al ser humano desdichado hacia ese reino eterno, lo invitara a esa morada de dicha permanente y hacerlo feliz allí?
¿Es acaso posible que Él impusiera sobre cada ser, como una semilla, una tarea tan pesada como un árbol, montar sobre él las instancias de Su sabiduría tan numerosas como las flores, y aspectos beneficiosos tan numerosos como las frutas, pero asignarle a esa tarea, a esas instancias de Su sabiduría y a esos aspectos benéficos, un propósito que pertenece sólo a este mundo, algo an pequeño como una semilla? ¿Que Él hiciera ese propósito nada más que la vida de este mundo, algo menos valioso que un grano de mostaza? ¿Qué Él no hiciera de los seres semillas para el mundo del significado y la labranza para el reino del Más Allá, para que ellos sedan allí sus verdaderos y valiosos resultados? ¿Que Él permitiera semejantes alternancias significativas para permanecer sin un propósito, para que sean vacías y en vano? ¿Que Él no girara sus rostros hacia el mundo del significado y del Más Allá, para que ellos allí puedan revelar sus verdaderos propósitos y resultados apropiados?
Nuevamente, ¿es acaso posible que al hacer que las cosas conviertan su propia naturaleza Él presentara Sus propios Atributos veraces, Omnisciente, Generoso, Justo, Misericordioso, como si estuvieran caracterizados por sus opuestos, – ¡Que Allah no lo permita! – Él niegue las verdaderas esencias de todas esas cosas que indican Su sabiduría y generosidad, Su justicia y misericordia, que Él rechazara el testimonio de todos los seres, que Él negara las indicaciones hechas por todas las cosas con arte?
¿Puede la inteligencia de alguna manera aceptar que Allah le impusiera a la cabeza del ser humano y a sus sentidos tareas tan numerosas como los cabellos de su cabeza y le diera un pago mundanal por el valor de un pelo? ¿Qué Él actúe sin sentido, de una manera contraria a Su verdadera justicia y opuesta a Su verdadera sabiduría?
Nuevamente, ¿es acaso posible que Allah Que prueba y demuestra por Sí mismo, ser el poseedor de absoluta sabiduría, al adjudicarle a cada ser vivo, o incluso a cada miembro como la lengua, por cierto a todo ser, instancias de Su sabiduría y fuentes de beneficios tan numerosos como los resultados y los frutos que Él le ha adjudicado a un árbol; es acaso posible que Él fallara en otorgar de Sí Mismo la más grande de todas las instancias de Su sabiduría, la más significativa de todas las fuentes de beneficio, el más necesario de todos los resultados, lo que hace Su sabiduría en sabiduría, Sus bendiciones en bendiciones, Su misericordia en misericordia, la fuente y objetivo de toda Su sabiduría, generosidad, misericordia y beneficencia; la eternidad, el encuentro con Él en el Más Allá y la dicha eterna? Si Él los abandonara, hundiría a todos Sus actos al más absoluto sinsentido y haría que Él mismo se pareciera a un ser que construyó un palacio, cada una de cuyas piedras contenía miles de diseños, en cada rincón del cual se encuentran miles de adornos, y en cada parte del cual se proveen miles de preciosos instrumentos domésticos y herramientas, pero fallara en construir un techo sobre él, para que todo se echara a perder y fuera destruido en vano. ¡No, de ninguna manera esto es posible! De la Bondad absoluta viene la bondad, y del Poseedor de una Belleza Absoluta viene la belleza. Entonces tampoco nada que carece de propósito puede surgir del Poseedor de Sabiduría Absoluta.
Quien sea que en su imaginación se embarque en el barco de la historia y parta hacia el pasado verá etapas, lugares, encuentros y mundos todos muertos, tan numerosos como los años, cada uno como el lugar de parada que es el mundo, el campo de prueba, la reunión de la creación, que ahora vemos. En forma y calidad, se diferencian entre sí, pero se parecen con respecto a su orden, su majestuosidad y la forma en que despliegan el poder y la sabiduría del Creador.
En esos lugares de parada temporarios, esos campos transitorios, esos encuentros efímeros, también verá las obras ordenadas de una sabiduría tan manifiesta, las indicaciones de una gracia tan evidente, los signos de una justicia tan imperiosa, los frutos de una altísima misericordia que sabrá con certeza – salvo que carezca totalmente percepción – que una sabiduría sumamente perfecta que aquella que él contempla es inconcebible, que una gracia más bella que aquellos signos de los que observa es imposible, que una justicia más gloriosa que aquellas indicaciones de las que ve no pueden existir, y una misericordia más abrasadora que aquellas frutas de las que ve, es inimaginable.
Si, suponiendo lo imposible, no hubiera moradas permanentes, mansiones elevadas, estaciones duraderas y moradas eternas, con sus residentes eternos, los felices siervos de Allah, en el reino de ese Eterno Monarca Que dispone de todos los asuntos, Que está constantemente cambiando al hospedaje y a sus internos; entonces sería necesario rechazar la verdadera esencia de la sabiduría, la justicia, la gracia y la compasión, aquellos cuatro poderosos y universales elementos espirituales que son la luz, el aire, el agua y la tierra. Habría que negar su existencia, incluso cuando son tan evidentes como los elementos externos. Porque está claro que este mundo pasajero y sus contenidos no pueden ser una manifestación completa de su verdad.
Si no hay otro lugar, en alguna otra parte, donde pueden manifestarse por completo, entonces se vuelve necesario, con una locura como aquella de quien niega la existencia del sol incluso cuando ve su luz que llena el día; negar la gracia que podemos observar en nuestras propias almas y en la mayoría de las otras cosas; negar la justicia cuyos signos se evidencian con tanta fuerza [Nota-1]; y negar la compasión que vemos operando en todos partes. Por consiguiente, a la vez, debemos considerar como un bromista tonto, un tirano traicionero, del cual proceden todos los procesos sabios, las obras generosas y los regalos misericordiosos que percibimos en el universo. Que Allah no permita que esto sea así; es una inversión de la verdad totalmente imposible. Incluso los sofistas tontos, que negaron la existencia de todo e incluso la de ellos mismos, no contemplarían fácilmente semejante proposición.
[Nota-1]
En breve: Considerando la absoluta disparidad entre – por un lado – este estado de los asuntos que vemos junto con las fusiones universales de la vida y las separaciones rápidas de la muerte, las reuniones imponentes y las dispersiones rápidas, las revoluciones magníficas y las grandes manifestaciones, por el otro lado, las frutas insignificantes que vemos brevemente en este mundo trascendente, los propósitos temporarios e insignificantes de los seres que pertenecen a este mundo, concluimos que la inexistencia del Más Allá significaría atribuirle a una pequeña piedra propósitos sabios tan grandes como una montaña, y a una montaña enorme, un propósito tan insignificante como una pequeña roca. Ninguna inteligencia o sabiduría pueden encontrar esto como aceptable.
En otras palabras, esta falta de proporción entre los seres y estos asuntos por un lado, y sus propósitos que pertenecen a este mundo por el otro, demuestra con certeza que todos los seres han girado sus rostros hacia el mundo del significado. Es allí que ellos producirán sus frutos apropiados, y sus ojos están fijos en los Nombres Sagrados. Sus objetivos supremos pertenecen a ese mundo solamente. Mientras su sustancia está oculta debajo del suelo de este mundo, sus flores se harán visibles en el Mundo de las Similitudes. El ser humano siembra y es sembrado en este mundo, según su capacidad; se recoge la cosecha en el Más Allá.
Si ves al aspecto de las cosas que está girado hacia los Nombres Divinos y al Más Allá verás que cada semilla, un milagro de poder, tiene un objetivo tan vasto como un árbol. Cada flor, que es como una palabra de sabiduría Divina, tiene significados tan numerosos como las flores de un árbol, y cada fruta, una maravilla de la manufactura de Allah y un poema dictado por Su misericordia, tiene propósitos sabios tan numerosos como las flores de un árbol. En cuanto a la fruta que nos sirve de sustento, es meramente uno de aquellos muchos miles de propósitos sabios; cumple con su propósito, expresa sus significados, y muere, siendo enterrada en nuestro estómago [Nota-2]. Ya que estos seres trascendentes producen frutos eternos en otro lugar, dejan allí formas permanentes de ellos mismos, y expresan allí los significados eternos; ya que se comprometen en la glorificación incesante del Creador; y ya que el ser humano se convierte en ser humano al percibir estos aspectos de las cosas que están orientadas al Más Allá, encontrando así su camino a la eternidad por medio de lo trascendente; ya que todo esto es verdad, debe haber algún otro propósito para que todas estas cosas que recorren entre la vida y la muerte, que primero son reunidas y luego dispersadas.
[Nota-2]
Si se pregunta: “¿Por qué tus parábolas consisten principalmente de flores, semillas y frutas?”,
nuestra respuesta es que son las más maravillosas, notables y delicadas de los milagros del poder de Allah. Además, ya que los naturalistas, los filósofos y los desviados han sido incapaces de leer los libretos sutiles escritos en ellas por la pluma del destino y del poder, se han atragantado con ellas y han caído al pantano de la naturaleza.
No hay error en esta comparación: el estado de los asuntos mencionados anteriormente se parece a las circunstancias formadas y arregladas mediante la imitación y la representación. Las reuniones y dispersiones breves se arreglan con un gran gasto meramente para sacar fotos que de allí en más puedan mostrarse en un cine. Entonces, también una de las razones de nuestro pasaje a través de la vida individual y social en esta vida, por un breve período de tiempo, es para permitir que se tomen las fotos y que se formen las imágenes, para permitir que el resultado de nuestras obras se registren y se graben, para mostrarlas el día de la rendición de cuentas, para mostrarlas en una vasta reunión, y para producir el fruto de la felicidad suprema. El noble Hadiz del Profeta (PyB): “Este mundo es la labranza para el Más Allá” [*], indica este significado.
Ya que el mundo existe, y dentro de este mundo existen también la sabiduría, la gracia, la compasión y la justicia, con sus numerosas evidencias, con certeza el Más Allá también existe, tal como seguramente existe este mundo. Ya que un aspecto de todo en este mundo es girado hacia ese mundo y avanza hacia él, negar a ese mundo sería negar a este mundo con todo lo que él contiene.
Tal como al ser humano lo espera la hora asignada y la tumba, así también lo esperan el Paraíso y el Infierno, que esperan su llegada con ansiedad.