La Puerta de la Misión Profética y la Revelación, y la Manifestación de “Bismillahi Rahmani Rahim”
¿Es acaso posible que las dudas errantes, no más fuertes que el ala de una mosca, puedan cerrar el camino hacia el Más Allá y la puerta del Paraíso que definitivamente ha sido abierta por el Más Noble Mensajero (PyB), con todo su poder, confiando en el poder de sus miles de milagros certificados así como también las miles de aleyas decisivas del Sabio Corán, un libro milagroso de cuarenta maneras diferentes; ese Mensajero cuyas palabras están confirmadas por todos los otros profetas, basados en sus propios milagros, cuyo reclamo está confirmado por todos los evliyas, basados en sus descubrimientos verdaderos y keramets, y sobre la cuya veracidad todos los eruditos purificados atestiguan, basados en sus investigaciones de verdad?
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De las mencionadas verdades se desprende que la resurrección es una verdad tan arraigada, que ni siquiera un poder capaz de levantar el globo terráqueo, romperlo y echarlo hacia un lado, podría sacudirla. Porque Allah Todopoderoso afirma esta verdad Él mismo según el significado de Sus Nombres y atributos; Su Noble Mensajero lo confirma con todos sus milagros y evidencias; el Sabio Corán lo establece con todas sus verdades y aleyas; y el cosmos mismo lo atestigua con todos los signos de la creación que contiene y todos los procesos sabios que suceden en él.
¿Es acaso posible que el Ser Necesario se uniera con toda Su creación (exceptuando sólo a los incrédulos) en este tema de la resurrección, y que las dudas más débiles que un pelo y las insinuaciones satánicas sacudieran y arrancaran de raíz aquella verdad exaltada y arraigada con firmeza que se parece a una montaña? ¡No, de ninguna manera!
Cuidado, no creas que las pruebas de la resurrección se limitan a las Doce Verdades que hemos mencionado. Sólo el Sabio Corán, que nos instruyó en estas Doce Verdades, indica miles de otros aspectos de este tema también, y cada aspecto es un signo de que nuestro Creador nos transferirá de este reino transitorio a uno eterno.
Nuevamente, no creas que los Nombres Divinos que requieren de la existencia de la resurrección son sólo aquellos que hemos tratado aquí: Sabio, Generoso, Misericordioso, Justo, Preservador. Por el contrario, todos los Nombres Divinos manifiestos en el orden del cosmos requiere de la existencia de la resurrección, por cierto que lo hacen imperativo.
No creas tampoco que los signos de la creación que indican la resurrección están confinados a aquellos que hemos mencionado anteriormente. Por el contrario, en la mayoría de los seres, existen diferentes aspectos y cualidades que son como cortinas que se abren a la derecha y a la izquierda: un aspecto atestigua al Creador, el otro aspecto indica la resurrección.
Por ejemplo, la belleza de ser un ser humano, diseñado como está de la forma más justa, demuestra la existencia del Creador, mientras que al mismo tiempo el hecho de que junto con sus múltiples habilidades, alojadas de esa forma tan justa, declina y se muere; demuestra la existencia de la resurrección. A veces, si uno observa al mismo aspecto de dos formas diferentes, uno ve que demuestra la existencia tanto del Creador como de la resurrección.
Por ejemplo, si uno observa el orden sabio, el equilibrio justo, el adorno lleno de gracia y el favor misericordioso inherente en la mayoría de las cosas, se ven para demostrar que proceden de la mano poderosa del Creador Sabio, Generoso, Justo y Misericordioso. Así también, si uno observa la vida breve e insignificante de los seres transitorios que son las manifestaciones de estas cualidades, a pesar de su poder e infinitud, el Más Allá se aparece ante nosotros. En otras palabras, todas las cosas recitan en silencio y hacen que otros reciten:
اٰمَنْتُ بِاللّٰهِ وَ بِالْيَوْمِ اْلٰاخِرِ
“Creo en Allah y en el Último Día”.
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